El grupo defensor de los derechos de los animales iba a ser demandado por los dueños del perro por siete millones de dólares.
Han pasado casi tres años desde que la organización Personas por el Trato Ético de los Animales (PETA, por su sigla en inglés) sacrificara a una chihuahua llamada Maya en una localidad de Virginia, EE.UU.
No se trataba de un perro callejero, sino que tenía dueños. Una familia denunció que el animal había sido ‘secuestrado’ sin su consentimiento, por lo que iniciaron una demanda millonaria contra la organización.
Semanas antes del inicio de un juicio en el que le pedían siete millones de dólares, PETA se vio obligada a llegar a un acuerdo y a desembolsar 49.000 dólares como compensación a la familia de Cynthia, la niña de nueve años a quien regalaron a la perrita por Navidades.
El hecho ocurrió en el distrito de Eastern Shore, Virginia, donde dos miembros de la agrupación, Victoria Carey and Jennifer Wood, se llevaron a la chihuahua, que encontraron cerca de una vivienda sin collar, y la sacrificaron a las pocas horas, sin aguardar los cinco días establecidos por la ley para avanzar con ese procedimiento.
“Un terrible error”
En respuesta, desde la agrupación se disculparon por el “terrible error” cometido, mientras que Carey y Wood y explicaron que habían sido contactadas por una persona del barrio donde vive la familia para “capturar perros y gatos salvajes”.
“Nos disculpamos de nuevo y expresamos nuestras condolencias a la familia Zarate por la pérdida de su perra Maya. El señor Zarate ha reconocido que fue un error desafortunado de PETA y de los individuos involucrados”, explicaron.
Por su parte, William Shewmake, abogado de la familia, considera que este pacto ha sido “una forma de cerrar este doloroso capítulo que ha afectado a sus vidas”. “Están contentos de haber llegado a un acuerdo”, agrega.
Además, PETA hará una donación de 2.000 dólares a la Sociedad para la Prevención de la Crueldad hacia los Animales en honor a Maya.
Attendere un attimo...
