Marciano Vidal: “Los divorciados vueltos a casar pueden comulgar”

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Antonio Ávila y Marciano Vidal, en las II Conversaciones

“La ‘Amoris laetitia’ coloca al amor como núcleo definitorio del matrimonio”

Marciano Vidal: “Los divorciados vueltos a casar pueden comulgar”

“La exhortación es la contra ‘Veritatis Splendor’, que frenó la renovación de la teología moral”

José Manuel Vidal

La integración positiva de la sexualidad es lo más llamativo del documento para el pueblo

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Fernando Vidal, Marciano Vidal, Carlos Osoro y Pepa Torres

“Es un gran sabio, misericordioso como persona y como moralista, y una persona libre, aunque tuvo que pagar por ello un precio alto”. Así presentaba ayer Antonio Ávila, director del Instituto Superior de Pastoral, al teólogo redentorista Marciano Vidal (San Pedro de Trones, 1937), antes de que disertase sobre la ‘Amoris Laetitia’ en las II Conversaciones de PPC y del ISP, celebradas en Madrid.

Y Marciano Vidal no defraudó, presentando una lectura de la Amoris Laetitia clara, directa, pedagógica y muy libre. Con la santa libertad que dan los años y el saberse asistido por los nuevos vientos que soplan de Roma, por obra y gracia del Espíritu y del Papa Francisco.

El moralista español, discípulos de Bernard Haering, fue el gran renovador de la moral, haciéndola pasar de la casuística a la ‘moral de actitudes’, nombre de una de sus obras más famosas. Una obra que, en el postconcilio fue santo y seña de curas y seminaristas y, después, en la era de la involución, fue casi proscrita y su autor, llamado al orden por Roma. Pero Marciano sufrió en silencio y el paso del tiempo y el nuevo pontificado de Francisco le han venido a dar la razón y le han rehabilitado de facto.

Su conferencia llevaba por título ‘Amoris Laetitia: hacia un nuevo paradigma eclesial del matrimonio.Con particular atención a las situaciones especiales’. Y el profesor, en magnífica forma física y mental, comenzó su brillante exposición sobre “este texto maravilloso del Papa Francisco”

Inició su charla, reconociendo que “hay un conflicto de interpretaciones”, que “responde a las distintas eclesiologías”. De ahí que este conflicto constituya “una radiografía de las diversas tendencias eclesiológicas de la Iglesia actual”. Desde los que quieren “seguir en la dinámica del poder” a los que pretenden seguir “entre una ribera y la otra del río”, pasando por los que apuestan por una “Iglesia normal y sencilla, que acepta lo que dice el Papa”.

Señaló, asimismo, de entrada que, en el texto de la exhortación papal se notan perfectamente distintas plumas. “El capítulo sobre el amor es hermosísimo; el de la Sagrada Escritura, más flojo; el de la educación sexual, novedoso y el octavo, el que más conflictos ha creado”.

El documento se inscribe en “el contexto del magisterio del Papa Francisco”, con “cantidad enorme de documentos”. Entre ellos, el programático: la ‘Evangelii Gaudium’ y la ‘Amoris Laetitia’, que es “uno de los más valiosos”.

 

Tras analizar el contexto, Marciano Vidal se preguntó si hay innovaciones en el texto del Papa Francisco. Contestó que sí y las fue desgranando. Primero, desde el punto de vista de la moral. Desde esta perspectiva, no dudó en afirmar que “la ‘Amoris Laetitia es la contra ‘Veritatis Splendor’, es decir un texto que deseábamos como reparación a ese otro que frenó la renovación de la Teología moral del Vaticano II”. Y, para apoyar su tesis en argumentos de autoridad, recurrió a la opinión del cardenal Schonborn (el presentador del documento papal), de los teólogos jesuitas de Boston o de los teólogos alemanes.

Desde una perspectiva más general, las innovaciones de la AL son evidentes, según el moralista español. Primero, innovaciones de carácter general. Por ejemplo, la “mirada realista”, basada en el principio de la encarnación; un nuevo lenguaje, “otra manera de escribir”, una forma nueva de pronunciarse, que llamó “evento lingüístico, con un castellano precioso”; o el contenido de “carácter positivo y propositivo”.

Entre las innovaciones señaló, además, “la confirmación (con acrecentamiento) de opciones de progreso ya existentes”, como el pecado estructural, le jerarquía de las verdades dogmáticas y morales (“cosa que molestó a muchos”), el “amor como núcleo definitorio del matrimonio (y de la familia)” o “la integración positiva de la sexualidad”. Éste último aspecto es, a su juicio, “lo más llamativo para el pueblo, la mayor innovación”.

Aparte de las innovaciones, el texto presenta “perspectivas insinuadas”, asi como “silencios, especialmente sobre la ética de la procreación”. Según Vidal, quizás para no meterse en más problemas, el texto del Papa “no habla de la procreación, que es uno de los problemas que trae a la Iglesia la ‘Humanae vitae'” de Pablo VI. A su juicio, esta encíclica “no se practica en absoluto” y habría que renovarla, en el sentido en que lo hicieron los anglicanos, aceptando que los matrimonios elijan “los métodos contraceptivos”.

Otro silencio de la exhortación es el referido a la homosexualidad, aunque, como comentó Vidal, con su fino sentido del humor, “sobre ese tema ya hizo el Papa una encíclica en una frase”.

 

En cualquier caso, con silencios e innovaciones, la AL apunta “hacia un nuevo paradigma eclesial (teológico-pastoral) de matrimonio”, en el que se superan los paradigmas históricos: el parenético, de la época patrística; el ontológico-sacramental de la Edad Media; el jurídicomoral del período posttridentino, y el iusnaturalista de la teología neoescolástica de la época contemporánea.

A su juicio, el Papa abandona el paradigma basado en el derecho natural, asi como la concepción canónico-jurídica del matrimonio, con “la que muchos se han lucrado”. Por eso, el Papa quiere que las nulidades “no sean una ocasión para ganar dinero” y que “se abandonen los residuos de la colonización del sistema canónico que hemos tenido hasta ahora”.

La novedad teológico-pastoral de los divorciados vueltos a casar

En la segunda parte de su charla, Marciano Vidal abordó el tema estrella de la AL, lo que “esperaba la opinión pública y la publicada: que el Papa dijese si los divorciados recasados podían comulgar o no”.

La primera novedad, cuando salió el documento, fue que la AL no fue presentada por el cardenal Müller, presidente de la Congregación para la Doctrina de la Fe, sino por el cardenal Schonborn, lo que, sin duda, “molestó al purpurado alemán”.

Tanto el prefecto de Doctrina de la Fe, que los apoya, como los cuatro cardenales que dieron la cara (los conocidos como ‘cardenales de las dudas’) “aseguran que se oponen a lo que dice el Papa en base a la Familiaris Consortio, porque creen que ese texto es definitivo”. También citó entre los ‘resistentes’ a los teólogos del Instituto matrimonio y familia Juan Pablo II.

Y el moralista añade: “He sido compañero de estudio de uno de esos cardenales, Carlo Cafarra, ya entonces listísimo, pero que ya tenía sus cosas. ¿Cómo un cardenal tan listo puede decir algo así? La Familiaris Consortio dice que los divorciados vueltos a casar son cristianos como todos los demás, pero no pueden participar en la comunión eucarística. O siendo más preciso, dice que sí pueden comulgar, si viven como hermanos. Por lo tanto, la razón no está en la teología del matrimonio, sino en la sexualidad”.

Según Vidal, “es falso decir que el Papa va en contra de la doctrina del matrimonio o que va en contra de la indisolubilidad o contra la ‘Veritatis Splendor’, como prueba, en un excelente libro, el cardenal Coccopalmerio“.

De hecho, para abordar la cuestión de los divorciados recasados, en el Sínodo se plantearon varias soluciones. En primer lugar, la del cardenal Kasper, que pedía a los divorciados que se colocasen en un camino penitencial y que la comunidad determinase su participación en la eucaristía.

La segunda consistía en que el Papa adoptase “una postura de carácter normativo” y dijese explícitamente en qué condiciones podían comulgar los divorciados recasados. La tercera mantenía que se siguiese con la Familiaris Consortio, pidiéndoles a los divorciados que viviesen como hermanos.

El Papa optó por una cuarta solución: Discernimiento y opción de conciencia, teniendo siempre en cuenta que, como suele decir, “la confesión no es un potro de tortura” ni la comunión, “un sacramento para perfectos”. Por lo tanto, “los divorciados vueltos a casar pueden comulgar”. Y para avalar su afirmación, el moralista citó el documento de los obispos del área de Buenos Aires y la respuesta del Papa, diciendo que su interpretación del texto, que se mueve en estos parámetros, es la única válida.

Es llamativo, sin embargo, para Marciano Vidal, que ninguna conferencia episcopal del mundo se haya pronunciado en pleno sobre la cuestión de los divorciados recasados. Salvo, algunos obispos alemanes a favor de la comunión de los divorciados. Y salvo tres obispos españoles (López de Andújar, Rico Pavés y Reig Pla), que se posicionaron en contra y que “se pasaron varios pueblos hasta llegar a Alcalá”.

Firme partidario de la solución papal, Marciano Vidal aportó cuatro criterios de discernimiento, para acompañar en el proceso de incorporación a la comunión de los divorciados vueltos a casar: “Que no se ofendan derechos de terceros; que la nueva situación sea más cristiana y más correcta; que no haya escándalo en la comunidad, y que no se quiera comulgar por prestigio social”. Siguiendo estos criterios, “la decisión es del creyente laico, sin que esté ni siquiera obligado a acudir al diálogo pastoral con el sacerdote”. Gracias, maestro sabio y libre.

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